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Egipcios

 

Los egipcios escribían con una pequeña caña puntiaguda, mojada en una especia de tinta que se preparaba con agua, goma y algunas sustancias vegetales que le daban el color. Usaban como papel los tallos de una caña, el papiro (de ese nombre ha derivado nuestra palabra papel), que crecía abundantemente en las orillas del Nilo.

Las inscripciones en las paredes de los monumentos y las tumbas eran, por lo general, grabadas o pintadas; los egipcios se preocupaban en tales casos de que los signos fuesen ejecutados con mucha precisión y exactitud. En cambio, cuando se escribía sobre papiro no se respetaba esa minuciosidad en el dibujo y así se fue desarrollando un tipo, de escritura popular más simple, diferente de la otra, como son diferentes, entre nosotros, la escritura a máquina y a mano.

La escritura jeroglífica fue usada en Egipto durante más de 3 000 años. Pero los conquistadores que sucesivamente dominaron esas regiones orientales, trajeron otros sistemas de escritura e hicieron caer en desuso y en el olvido los viejos signos jeroglíficos. Esta situación se mantuvo hasta principios del siglo XIX, en que los jeroglíficos fueron descifrados por el francés Champollion.

Champollion encontró la clave de los jeroglíficos estudiando las inscripciones contenidas en un bloque de piedra hallado en la localidad egipcia de Roseta, que databa de la época en que los griegos dominaron el antiguo Egipto, es decir 2 000 años antes. Contenía una inscripción redactada en tres escrituras: 1, jeroglífica; 2, popular, o sea jeroglífico simplificada; y 3, griega. Las tres inscripciones correspondían, así, a dos lenguas. la egipcia, desconocida, y la griega, conocida. Era común, durante la dominación griega, que los decretos reales se escribieran simultáneamente en lengua egipcia, con signos egipcios simplificados o complejos, y en lengua griega, con signos griegos.

© 2023 by Brenda Betzabé Barrera Colín.

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